Noviciado

Aspirantado

Es un periodo de al menos un año en el que la aspirante pasa unos tiempos en el monasterio y otros fuera. Es el momento en el que candidata y comunidad se conocen y la candidata empieza a trabajar los conocimientos humanos y cristianos básicos para la vida benedictina.

Postulantado

El postulantado es un año, que ya transcurre enteramente en el monasterio en el cual se profundiza en la llamada recibida por el Señor a una vida de gran entrega. La postulante, con la ayuda de la formadora, se dedica especialmente a su formación humana y espiritual, así como a profundizar su compromiso bautismal.

Esta etapa culmina con la vestición del hábito monástico signo del revestirse de Cristo.

Noviciado

En este periodo de dos años continua y se intensifica la oración, el autoconocimiento, la vida comunitaria, el trabajo, la formación (Sagrada Escritura, historia monástica, liturgia, Regla Benedictina, canto, música...) que se irá haciendo mas intensa y formal conforme pasa el tiempo pero ante todo, profundizar su amistad con Cristo, porque sin esta amistad nunca será capaz de asumir y mantener las promesas de entrega a Él y desear crecer en el carisma benedictino y en comunidad. La novicia obtiene esto con la práctica de la lectio divina prolongada.

La oración personal encuentra su expresión en la oración litúrgica comunitaria, a la cual la novicia debe dedicar todas sus mejores energías. 

Juniorado

Este periodo que dura al menos 5 años comienza con la profesión temporal, en ella, la novicia promete ante el altar los votos de estabilidad, obediencia y conversión de costumbres con los cuales se promete con Cristo.

Profesión Solemne

La consagración definitiva tiene lugar en la Profesión Solemne que marca un antes y un después en nuestra vida como benedictinas. Se termina la etapa de formación propiamente dicha (aunque nunca estamos formados del todo), para comenzar una fidelidad más pura, una entrega más completa. Si hasta entonces vivimos como esposas de Cristo sin serlo, a partir de la profesión somos plenamente posesión de Cristo.